Levanto esta copa de mi brindis,
por este tiempo viejo que ya estorba,
lo derrito / lo enfrío / lo sepulto
y le pongo una flor a su partida.
Tiempo que recorrió mis venas,
cuando tus tacos sonaban,
en la vieja escalera
agitando mi corazón de espera.
Cada domingo aguardaba tu regreso,
en ese cuarto de hotel
donde la cama solitaria revivía,
sólo por vernos juntos
y sentir los gemidos de la vida.
Ayer…llegaste triste,
tus ojos anunciaban despedida,
como una mariposa cristalina
te quedaste en mis brazos,
con el último aleteo de tu vida.